viernes, 27 de diciembre de 2013

Antítesis.

Un día te despiertas y miras hacia atrás, y entonces te das cuenta. Te das cuenta de que mereció la pena sufrir por amor. Porque no es amor si no duele, y quizás la perspectiva de correr el riesgo sea lo que lo convierte en algo peligrosamente adictivo. Te das cuenta de que hay un más allá, pero que no es tan fácil dejar a un lado las excusas: a veces creo que no sabríamos vivir de otra forma. Y de que perdonar no significa olvidar todas esas pequeñas cosas que un día sostuvieron los cimientos de nuestro propio mundo. Un mundo frágil, como el amor que dura poco, pero que es para siempre. No pasará un día en el que no te preguntes “¿por qué?”: Esa es tu condena. Un día te das cuenta, y es terrible. Porque ya es demasiado tarde. Que siempre seremos nuestras promesas, pero nunca podremos cumplirlas. Que fue bonito vibrar en su misma frecuencia, hasta que nos robaron las ondas. La vida no podría ser más cruel.

¿Pero sabéis?

Un día te despiertas y miras hacia atrás, y entonces te das cuenta. Te das cuenta de que su recuerdo ya no hiere. De que tus insomnios ya no llevan su nombre, porque de nuevo hay alguien que te ha hecho soñar. Russian Red suena de fondo a todas horas, quizás porque no te recuerda a nadie más que a ella. Y en adelante, no podrás olvidar sus ojos ni su sonrisa. No podrás hablar con ella sin que te salga esa mueca estúpida y empieces a decir tonterías. Y por supuesto, no habrá día en que no desees volver a verla, porque ella es la respuesta a todas tus preguntas. Esa es tu condena. Un día te das cuenta, y es precioso. Porque nunca es demasiado  tarde. Cuando te enamoras, es como si todo ocurriese en el momento en el que se supone que debe hacerlo. Aunque no siempre salga bien. Aunque sea invierno. Su nombre es Esperanza. La vida no podría ser más maravillosa.



sábado, 14 de diciembre de 2013

Esperanza.

Espero que me disculpéis por tener esto relativamente abandonado, pero últimamente estoy más liado que de costumbre. Ni siquiera hoy tengo mucho tiempo para escribir, pero siento la necesidad de compartir con vosotros esta historia que habla de alguien que no me puedo sacar de la cabeza. Creo que lo mejor será mantener su verdadero nombre en el anonimato por el momento. Bien, allá va:

No hace mucho tiempo desde que conocí a Esperanza de casualidad, como no podía ocurrir de otra forma. ¿Acaso las mejores cosas de la vida no suceden por puro azar? Aunque todavía no sé casi nada sobre ella, sí sé que el resto del mundo desaparecía a su alrededor. Y juro que era preciosa, realmente preciosa. Esperanza brillaba con luz propia: su sonrisa enmudecía las calles y encendía mis mejillas. Cada vez que ella me mira no me salen las palabras y me siento tremendamente pequeño a su lado. Pero aún así, sonríe, tímida, y se vuelve todavía más hermosa. ¿Se dará cuenta de que le hablo con el corazón? No era mía, pero me moría por ser suyo y gritarle al mundo que se parase, que ya se encargaría el tiempo de hacernos felices.

Porque Esperanza lo cambió todo: ella representaba un futuro y las ganas de luchar por él. ¿Sabéis? Puede que enamorarse sea peligroso, pero cuando tienes la oportunidad de sentirlo de verdad, es la sensación más bonita del mundo. ¿Donde estuviste todo este tiempo? ¿Por qué cada vez que te miro me deja de llover por dentro? ¿Por qué tú? ¿Por qué yo? Y sobre todo, ¿por qué no nosotros? Lo sé, son demasiadas preguntas, y por desgracia nada de lo que pueda escribir aquí hará justicia a lo que realmente creo que empiezo a sentir por ella en estos momentos. Pero esta vez no tengo miedo. Después de tanto tiempo cerrándole las puertas a las oportunidades, tan solo necesitaba una prueba para volver a creer.

Prometí no volver a cantar sobre el amor. Pero cariño, tú eres mi única excepción. And I'm on my way to believing.